¡Gracias por el trabajo, descansa!
Desde luego qué fatiga con esto de las elecciones americanas. Tres días, nada más y nada menos que tres días, llevan allí contando y recontando papeletas de esos dos candidatos y de otros tantos que no conocemos. El caso es que el dichoso escrutinio nos es narrado a este nuestro lado del charco con tanto detalle que a uno le duelen las manos de contar papeletas. Imagino que las pobres señoras Martínez, Thomas o Miller que llevan recontando votos sin descanso en el Estado de Pensilvania estarán, como nosotros, hasta la coronilla del dichoso mapa rojiazul (palabra, esta, de cosecha propia).
Biden se hace con Ohio, exclama el presentador, ahora, con Míchigan, y todos los contertulios aplauden efusivamente. Y mientras caen uno a uno los estados de la Unión en casa lo celebramos con alegría aunque no sepamos ni pronunciarlos. Conectamos con Hilario Sarmiento que se encuentra en Nueva York, nos dicen, para corroborar los últimos datos de Connecticut. Don Hilario sentado a la mesa de su casa de Nueva York nos relata los datos que va leyendo en la página web de la agencia norteamericana de noticias de turno. Y así va pasando la noche, la mañana, la tarde y otra vez la noche hasta que hay que reanimar a todo el personal porque no aguantan del sueño. Aquí al pie del cañón, nos dice el presentador, aquí informamos de lo último.
No, miren, no, eso no es informar, eso es poner números en un mapa y cantar datos que, por otra parte, es una faena encomiable, desde luego, ¿pero a mí qué me aportan esos datos? Iba a decir nada, pero no es cierto, algunos refrescamos el mapa americano y otros se lo aprenden por primera vez, pero aparte de eso, no nos sirve de nada.
Llevamos veinte horas en directo siguiendo el escrutinio, nos dicen. Si a mí me parece estupendo, pero por lo que a mí respecta no he aprendido nada. No me has contado, querido amigo, lo que sucede en los Estados Unidos de América. No me has informado de qué ocurre en cada estado, de quién los gobierna, de cuánta población tiene, a que se dedica esta, qué gobierno estatal tiene, si cuenta con leyes más progresistas o conservadoras que el estado vecino, qué altercados ha habido recientemente, por qué, qué religión es la predominante, qué accidentes meteorológicos ha sufrido últimamente. Tampoco me has informado de qué medidas legales ha tomado la Administración Trump a lo largo de estos cuatro años, cómo han afectado estas a la población, cómo se llaman sus secretarios de Estado, cuál es la política exterior del presidente respecto al patio de atrás, de África, de Asia y de Europa. Nada. No me has contado nada, solo me has relatado los representantes que le quedan a Biden para llegar a 270.
Esa, queridos amigos, es la tarea de un analista de datos, no la de un periodista. Por ello es tan importante preparar bien un programa, que ha habido tiempo, y tener personal competente, que no lo ha habido. Los datos son fabulosos, pero necesito entenderlos porque si Trump se lleve o no Texas me es completamente indiferente, pero si un secretario de estado, de la cartera que sea, adopta una u otra medida, quizás pueda interesarme. De aquí a dos semanas, el huracán informativo engullirá otra noticia, pero nosotros seguiremos aquí, al pie del cañón, sin saber nada de América.
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