Caminito
Como cada año, en esta fecha señalada, viajo en el tiempo
remoto. El pasado es junto a la imaginación mi morada más preciada en la que me
regocijo con mis recuerdos. Hoy, sin embargo, con veinticinco recién cumplidos,
empiezo a detestar lo viejuno, por infructuoso, por estéril, y me aferro cada
vez más al porvenir, sea este duro o manso conmigo. Voy aprendiendo a deshacerme
de mí, a olvidarme a trozos, para continuar así en el camino.
Vuelvo el cabezón hacia atrás y veo cuánto he cambiado, a
veces para bien y otras tantas para mal; pero, en todos las ocasiones ha
surgido algo de mí y por ello cuando trato de definirme pienso: ese caminito
que va por ahí, ese soy yo. Hasta que Él me llame.
Comentaris
Publica un comentari a l'entrada